
Siria atraviesa un momento crítico tras más de una década de guerra civil que ha devastado al país, dejando un saldo de muerte, desplazamiento masivo y una profunda crisis humanitaria. Según datos de la ONU, desde el inicio del conflicto en 2011, más de 250,000 personas han perdido la vida y aproximadamente 13 millones —más de la mitad de la población siria— han sido desplazados, con millones buscando refugio en países vecinos como Turquía, Líbano y Jordania. Este caos ha exacerbado las tensiones religiosas, resultando en abusos sistemáticos y ejecuciones de civiles por motivos religiosos que persisten incluso tras la caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024. En este artículo, exploraremos la transición política actual, el rol de Mohammed al-Golani como presidente de la República Árabe Siria, y haremos un especial énfasis en los abusos y ejecuciones actuales contra minorías religiosas, destacando la urgencia de proteger a estas comunidades.
Situación Política Actual en Siria
Tras el colapso del régimen de Bashar al-Assad en diciembre de 2024, Siria entró en una fase de transición política que puso fin a más de cinco décadas de gobierno autoritario de la familia Assad, en el poder desde 1971. Inicialmente, Mohammed al-Bashir asumió el rol de jefe del gobierno de transición, pero el 29 de enero de 2025, Mohammed al-Golani —también conocido como Abu Mohammed al-Golani o Ahmed al-Sharaa— fue nombrado presidente de la República Árabe Siria. Al-Golani, líder de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), desempeñó un papel decisivo en la ofensiva final que derrocó a Assad, incluyendo la toma de Damasco.
El nuevo gobierno opera en un contexto de vacío institucional: la constitución y el parlamento han sido suspendidos, y se trabaja en la redacción de una nueva constitución. Las elecciones están previstas para 2029, tras un censo poblacional que permita organizar un proceso electoral ordenado. Sin embargo, los desafíos son abrumadores. Además de la reconstrucción de una infraestructura devastada —con daños estimados por el Banco Mundial en más de 120,000 millones de dólares— y una economía colapsada donde el 80% de la población vive en pobreza extrema, el gobierno debe enfrentar la persistente violencia sectaria y garantizar los derechos de las minorías religiosas, una tarea que hasta ahora ha mostrado resultados limitados.
Papel de las Principales Figuras Políticas
El gobierno de transición está liderado por dos figuras clave:
Mohammed al-Bashir: Como jefe del gobierno de transición, al-Bashir se encarga de la administración diaria y coordina la redacción de la nueva constitución. Su pasado como opositor a Assad le otorga cierta legitimidad entre sectores de la población, aunque también genera desconfianza en otros.
Mohammed al-Golani: Como presidente, al-Golani es la figura central del nuevo liderazgo. Anteriormente líder de HTS, un grupo islamista con vínculos históricos con Al-Qaeda, ha intentado proyectar una imagen de moderación y pragmatismo, defendiendo el pluralismo y la tolerancia. Sin embargo, su pasado plantea serias dudas sobre su capacidad para gobernar de manera inclusiva.
Ambos líderes han prometido proteger a todos los ciudadanos sin importar su religión, pero la fragmentación del control territorial y la influencia de actores externos —como Turquía, Irán y Rusia— limitan su capacidad para cumplir estas promesas.
Mohammed al-Golani: De Líder Rebelde a Presidente
Mohammed al-Golani consolidó su poder como líder de HTS en Idlib, donde estableció un «Gobierno de Salvación» que ofrecía servicios básicos mientras eliminaba a competidores y antiguos aliados. Su ascenso a la presidencia refleja su influencia militar y política, pero también genera controversia. A pesar de gestos simbólicos —como su visita a la Mezquita de los Omeyas tras la caída de Assad—, su historial al frente de HTS, considerado un grupo terrorista por varios países, sigue siendo un obstáculo. Estados Unidos, por ejemplo, mantiene una recompensa de 10 millones de dólares por su captura, lo que cuestiona la legitimidad internacional del gobierno sirio y su capacidad para unificar un país fragmentado y proteger a las minorías religiosas.
Abusos y Ejecuciones contra Minorías Religiosas: Una Crisis Persistente
La guerra civil siria ha estado marcada por abusos sistemáticos contra minorías religiosas —cristianos, yazidíes, musulmanes chiíes y otros—, perpetrados por diversos actores armados. Aunque la caída de Assad y el declive del Estado Islámico (ISIS) han cambiado el panorama, la violencia sectaria sigue siendo una realidad alarmante en 2025.
Contexto Histórico
Régimen de Assad: Antes de su colapso, el gobierno de Assad fue acusado de ataques con armas químicas, incluyendo cloro y gas sarín, contra civiles, algunos dirigidos a comunidades religiosas disidentes. La OPAQ confirmó al menos 11 ataques entre 2013 y 2018.
Estado Islámico (ISIS): En su apogeo (2014-2015), ISIS controló un tercio de Siria e impuso una versión extrema de la sharía. Ejecutó a cientos de cristianos y yazidíes, como en Maaloula (2013), donde 12 sacerdotes y monjas cristianas fueron asesinados, o en Sinjar (2014), donde más de 5,000 yazidíes fueron esclavizados o ejecutados, según la ONU.
Otros actores: Milicias chiíes respaldadas por Irán atacaron a suníes, mientras que grupos apoyados por Turquía desplazaron a cristianos y kurdos en el noreste. La ONU documentó más de 300 incidentes de violencia sectaria entre 2011 y 2023, con miles de víctimas.
Abusos Actuales y Ejecuciones por Motivos Religiosos
A pesar de la transición política, los abusos y ejecuciones de civiles por motivos religiosos continúan en 2025, especialmente en áreas fuera del control efectivo del gobierno de transición. Los ejemplos recientes son estremecedores:
Idlib (controlado por HTS): En enero de 2025, Human Rights Watch reportó que cristianos han sido forzados a pagar la jizya (tributo) para evitar represalias. Aunque al-Golani ha prometido tolerancia, estos incidentes sugieren una desconexión entre sus declaraciones y las acciones de las fuerzas bajo su mando.
El jeque Abdurrahman Dal’a, un clérigo religioso suní de la provincia de Idlib, fue asesinado en las calles de Damasco por HTS ayer, después de hablar en contra de las masacres contra civiles en ciudades costeras


Noreste de Siria: Grupos armados respaldados por Turquía han desplazado a comunidades cristianas y kurdas, según Amnistía Internacional (marzo de 2025). En Afrin y otras zonas, iglesias han sido saqueadas y familias cristianas expulsadas de sus hogares.
Raqqa y áreas post-ISIS: Fosas comunes descubiertas en 2025 revelan cientos de cuerpos de yazidíes y cristianos ejecutados durante el dominio de ISIS, un recordatorio de la escala de la violencia sectaria que aún reverbera en estas comunidades.
En marzo de 2025, en Latakia y Tartus, murieron más de 1,000 personas en dos días, incluyendo 745 civiles, de los cuales 140 eran de minorías. Estas matanzas son venganzas contra quienes apoyaron a Assad.
Estos casos subrayan la gravedad de la situación. La ONU estima que entre 2011 y 2023, al menos 7,000 niños murieron en ataques verificados, muchos de minorías religiosas, aunque el número real podría superar los 20,000. En 2025, la violencia persiste, alimentada por la falta de control centralizado y la presencia de milicias locales.
«La situación en Siria sigue siendo profundamente preocupante», afirmó el Relator Especial de la ONU sobre la libertad de religión en 2025. «La violencia dirigida contra minorías religiosas requiere una respuesta urgente y coordinada.»
Respuesta del Gobierno y la Comunidad Internacional
El gobierno de transición, liderado por al-Golani, ha prometido abordar la persecución religiosa, pero su capacidad está limitada por la fragmentación territorial y la desconfianza hacia su liderazgo. Organizaciones como la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja han asistido a más de 500,000 personas de minorías religiosas desde diciembre de 2024, proporcionando refugio y ayuda humanitaria. Sin embargo, los esfuerzos locales, como programas de diálogo interreligioso, son insuficientes frente a la inseguridad persistente.
«Las promesas del gobierno no son suficientes», señaló un activista sirio en marzo de 2025. «Las minorías viven con miedo, y se necesita acción concreta para garantizar su seguridad.»
En Resumen
La transición política en Siria representa una oportunidad para reconstruir un país inclusivo, pero spoiler, no va a ocurrir. Con más de 250,000 muertos, millones de desplazados y una economía en ruinas, el éxito de Mohammed al-Bashir y Mohammed al-Golani dependerá de su capacidad para unificar al país y detener la violencia sectaria. Los abusos y ejecuciones actuales contra minorías religiosas —en Idlib, el noreste y otras regiones— son un recordatorio urgente de que la paz sigue siendo esquiva. La comunidad internacional debe redoblar sus esfuerzos para proteger a estas comunidades y apoyar una transición que no deje a nadie atrás, asegurando que los horrores del pasado no definan el futuro de Siria.